15 jul 2010

Autoevaluación de bibliotecas universitarias

Hace unos días estuve participando en un taller convocado por el SINAES para directores de bibliotecas universitarias de Costa Rica.

La actividad se centró en la importancia de la calidad de los programas académicos en las universidades y el papel fundamental que en ella juegan los recursos y servicios de apoyo a la enseñanza, principalmente las bibliotecas, y tuvo el propósito de estimular una visión proactiva en torno a la importancia y beneficios de los procesos de autoevaluación de las bibliotecas académicas. En ese contexto la evaluación sistemática de los recursos, procesos y servicios de la biblioteca académica, constituye una práctica altamente recomendable y un adecuado punto de partida para el desarrollo de planes y proyectos de mejoramiento continuo y aseguramiento de la calidad de la oferta educativa de cada universidad.

Se abordó el papel privilegiado que tienen las bibliotecas para formar buenos egresados universitarios si los procesos educativos están orientados al aprendizaje más que a la enseñanza; desde ese punto de vista se enfatizó en la necesidad de identificar el modelo educativo universitario de enseñanza – aprendizaje y el rol de la biblioteca en el proceso en mención. En un modelo constructivista la universidad debe proporcionar un espacio formal que permita al bibliotecólogo ser un agente pedagógico en la alfabetización informacional o desarrollo de competencias informativas que son indispensables para el aprendizaje de toda la vida de los graduandos.

El poco uso que el profesorado y el estudiantado hagan de los servicios bibliotecarios es indicador de un proceso educativo centrado en la enseñanza y la cátedra no en el aprendizaje; en aquellos sistemas centrados en la enseñanza del profesor, el recinto bibliotecario o las fuentes informativas pueden tener funciones secundarias, porque la cátedra se vuelve en la fuente principal de conocimiento y el alumno en un ente pasivo asimilador del discurso del profesor. En un modelo educativo orientado al aprendizaje y centrado en el alumno, la biblioteca real o virtual, se vuelve el centro del proceso porque se convierte en laboratorio de ideas, centro de conocimiento y espacio ideal para aprender. En este esquema la construcción del conocimiento la hace el estudiante bajo la guía del profesor que actúa como facilitador del proceso.

Desde ese punto de vista la evaluación de bibliotecas universitarias tendrá que ser cada vez más riguroso, a efecto que las bibliotecas respondan satisfactoriamente a las necesidades académicas de la institución, lo cual podría verificarse mediante la aplicación de estándares de calidad, la medición de esa calidad a través de indicadores de calidad y la cantidad de sus fondos reales o virtuales con que la universidad apoye a la biblioteca, su conectividad a redes mundiales de información, la organización que tenga para la recuperación de la información, la capacidad de circulación de la misma, la educación de usuarios para el desarrollo de habilidades informativas, la comodidad y disponibilidad de los espacios para estudio, equipos, así como los mecanismos de difusión de los recursos de información. Para el logro y mantenimiento de esta estructura la universidad debe garantizar cantidad adecuada y continuidad de recursos presupuestarios para asegurar el cumplimiento de sus funciones así como la cantidad y calidad de sus cuadros profesionales.

Al finalizar el evento hubo consenso sobre la conveniencia de mantener un grupo de trabajo constituido por directores de bibliotecas universitarias de nuestro país a fin de desarrollar una propuesta de normas e indicadores de calidad aplicables a las bibliotecas universitarias de Costa Rica. Dichas normas tendrían que ser cumplidas por las bibliotecas universitarias que tienen o desean acreditar carreras antes el SINAES.

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